¿Tienes una singularidad en el bolsillo o te alegras de verme esclavizado?: El problema de clase del transhumanismo

El Financial Times informa hoy1 que el conocido tecnófilo y cofundador de Google, Larry Page, se ha reunido con Peter Diamandis, uno de los máximos responsables de la Fundación X-Prize, para formar lo que denominan la Universidad de la Singularidad 2. Esta universidad, que será dirigida por el escritor de tecnología -y creador del concepto de Singularidad- Ray Kurzweil, pretende preparar a la sociedad para el día, no muy lejano según ellos, en que el ritmo del cambio tecnológico y científico aumentará hasta tal punto que las propias máquinas se harán cargo de su propio desarrollo, dando pie, en un argumento que suena religioso, a una era de cambio social supuestamente benévolo en el que la pobreza, la guerra y otros problemas serán finalmente resueltos por la tecnología, en lugar de exacerbados (la triste situación actual).

A menudo me entusiasma la naturaleza religiosa de la visión tecnofílica, no menos importante porque sus defensores se suelen disfrazar como los emisarios del pensamiento puro y lógico. Y sin embargo, a pesar del hecho evidente de que los sistemas sociales humanos impactan tanto el desarrollo, la distribución y la aplicación de “avances” tecnológicos, la gran mayoría de los transhumanistas desarrollan sus teorías del cambio tecnológico como si las clases, el imperio y los gobiernos (entre otras cosas) simplemente no existieran. Como si cuando llegara esta nueva era, esta no fuera a reflejar los intereses de clase de las personas que la desarrollaron, como lo hace ahora. De alguna manera debemos creer que el producto de una sociedad jerárquica de clase, de alguna manera, aparentemente mágica, producirá una utopía tecnológica que libera a toda la humanidad de la tiranía y la miseria, aunque está siendo desarrollado por las mismas personas que se benefician de un sistema de tiranía y necesidad

Así, su fe (y es difícil utilizar otra palabra para ella) en la benevolencia del cambio tecnológico es una toma de posición interesante, porque es bastante claro que vivimos en una época en la que todos los apocalipsis globales que cuelgan sobre nuestras cabezas no están esperando ser conquistados por la tecnología, sino que son en realidad el resultado directo de la tecnología. La guerra nuclear, la guerra industrial, el hambre, el colapso ecológico, y mucho más, han resultado precisamente debido a las interacciones entre el estado, el capitalismo y la tecnología, y no a pesar de ellos. Y los continuos avances científicos y tecnológicos no han resuelto nuestros problemas sociales. De hecho, la mayoría de los problemas del mundo esperan soluciones relativamente simples, para nada tecnológicas, que se oponen los impulsores del cambio tecnológico, a saber, las empresas y los gobiernos. Por ejemplo, la expropiación de la riqueza y el poder de la élite no requiere nueva tecnología.

De hecho, la brecha entre ricos y pobres en el mundo es mayor ahora que hace cien años. Igualmente en los Estados Unidos de América. Diablos, hay más desigualdad en Estados Unidos ahora que hace 35 años, cuando fue el amanecer de la era de la computadora. Para apoyar la posición transhumanista, hay que ignorar la evidencia que nos rodea cada día.

Los organismos genéticamente modificados (la transgenia) no ha alimentado al mundo. Las personas mueren de hambre (o en la India se matan con pesticida) porque los transgénicos los separan de sus tierras y medios de subsistencia. La gente está más alienada que nunca antes, a pesar de que están twitteando y usando MySpace a un ritmo récord. La guerra altamente tecnológica ha matado a un millón en Irak solo en los últimos seis años, mientras que los iraquíes no exigen una sociedad de alta tecnología, sino una libre de dominación imperial. Su problema sería resuelto por la retirada estadounidense, no por las bombas inteligentes y los escaneos de retina. La manera más fácil de derrotar a la malaria en el sudeste asiático es con mosquitero, pero en cambio, los medicamentos antimalaria han creado super cepas. El surgimiento de Internet ha permitido el seguimiento a gran escala de los seres humanos como nunca antes, verdaderamente un beneficio para los regímenes tiránicos en todas partes, como el de China con el que Google ha cooperado ávidamente, cumpliendo con la llamada Gran Muralla de Fuego de China (Great Firewall of China). El desarrollo de cámaras baratas e Internet inalámbrico nos ha traído una sociedad de vigilancia constantemente bajo el ojo vigilante de la autoridad. Y, sin embargo, las cámaras de alguna manera no registran cuando un hombre negro desarmado es ejecutado por la policía a simple vista. Y así sucesivamente.

La verdad es que los fracasos de la tecnología son muchos y se pueden ver por todas partes, y, sin embargo, sus impulsores, fundamentalistas tecnológicos, siguen apuntando al futuro y dicen que algún día finalmente cumplirá, aunque no indiquen ningún mecanismo que garantice tal resultado. Pero la distribución de la tecnología refleja líneas de clase, al igual que la distribución del dinero. Si las relaciones sociales entre las clases no cambian, ¿por qué cambiaría la aplicación del poder (tecnología)? Diamandis, quizás, espera que todos pasemos por alto la relación entre las naves espaciales en su competencia del X-Prize y los misiles nucleares. Pero el hecho es que, si el sistema de clases permanece, el resultado lo beneficiará. Ni su proyecto ni la tecnología en su conjunto existen en el vacío. Si Diamandis investiga el sistemas de cohetes, se beneficia de, y contribuye a, la guerra nuclear. No es sorprendente que ambos se sienten sobre la pirámide financiera.

Entonces, ¿Page y Diamandis imaginan un mundo, no muy lejano, en que el poder de la tecnología sacudirá al sistema capitalista hasta su centro, revocando las relaciones de clase y liberando a toda la humanidad? ¿Esperan un mundo en el que puedan liberarse de sus miles de millones? Una vez más, no se requiere ningún avance tecnológico para lograr una mejor redistribución de la riqueza, pero si Diamandis espera una época en que no exista su abundante grandeza, esto no se evidenció en la charla que dio en un foro organizado por el Centro de Comercialización Tecnológica del programa de magíster en negocios de la University of Southern California, titulado “Multimillonarios del espacio: Educando la próxima generación de empresarios”.

Y no se necesita tanta imaginación para entender las implicancias que el proyecto de los seguidores de Page, la inteligencia artificial, tendrá para la libertad humana. Page describió la IA como “el motor de búsqueda definitivo – entendería todo en la web. Lo entendería exactamente lo que buscas" [mi énfasis]. Mientras sonríe, bajando la línea, tal vez imaginando su propia post singularidad de ser divino en alguna segunda vida que él espera crear, obviamente olvida lo que tal sistema significaría para aquellos de nosotros que vivimos nuestras vidas reales en el mundo real, dominados por estados poderosos y capitalistas codiciosos hechos más poderosos por sus computadoras omniscientes (partiendo por asumir que las computadoras no nos matarían a todos).

Vale la pena preguntar, ¿podría el cambio social ser posible en absoluto en un mundo dominado por la IA omnisciente, o más bien una élite omnisciente podría rastrear todo, evitando cualquier oposición y, por lo tanto, transferir todo el poder del sistema a sí misma? En tal situación, ¿todos quienes no estuvieran en la "Elite Singular" [probable juego de palabras con élite de la singularidad, Singular Elite] se convertirían en esclavos totales? Si no tenemos una fuerza de oposición para obligarlos a renunciar incluso un poco de su poder, ¿qué razón tendría la élite para proporcionar al resto de nosotros algún derecho bajo su “utopia” tecnológica?

En una entrevista con "Fortune Magazine", Page se lamentaba:

Si le preguntas a un economista lo que impulsa el crecimiento económico, han sido grandes avances en las cosas que importaron: la mecanización de la agricultura, la fabricación en masa, cosas así. El problema es que nuestra sociedad no está organizada al rededor de esas actividades. La gente no está trabajando en cosas que podrían tener esa clase de influencia.3

No es sorprendente que tenga una visión unilateral de los acontecimientos que él describe, incluso mientras expresa cada sueño capitalista: reordenar la sociedad según las necesidades que él tiene. En primer lugar, utiliza la voz pasiva para describir lo que en realidad fue un ataque muy violento de los capitalistas sobre la vida de quienes se convertirían en trabajadores. En segundo lugar, la descomposición de la clase obrera emergente, que los capitalistas impusieron a través del aumento de la fabricación en masa, sólo puede ser ignorada si, como Page, usted no reconoce en absoluto la mano del Capital en relación con la aplicación de la tecnología. Esto, a pesar de las muchas maneras en que Google mismo crea y se inclina a la voluntad del Capital, ya sea en su colocación de anuncios o en su censura y regulación de YouTube, es una de sus muchas propiedades. El contenido en Internet debe reflejar las restricciones del Capital como cualquier otro recurso.

Tomando uno de los ejemplos de Page, además de la vida de los trabajadores, la fabricación masiva cambió todas nuestras vidas, incluyendo a aquellos a veces dejados fuera del sistema de trabajo asalariado, como las mujeres y los niños, quienes también vieron sus vidas reorganizadas alrededor de la ética capitalista del consumismo, y luego el capitalismo manufacturero y mercantil. Como la Singularidad, también el consumismo y la producción en masa prometieron a los trabajadores del mundo grandes cosas. Y así, los suburbios crecieron y los coches salieron de las líneas de montaje. Las familias estaban fragmentadas, y las vidas estaban vacías. Pero esta nueva forma de organización sirvió a las necesidades del Capital.

Page tampoco parece recordar que la gente resistió, a menudo violentamente, esas intervenciones en sus vidas. No se da cuenta de que los capitalistas utilizan la tecnología como medio para mantener su poder a través de la reorganización de la clase obrera, para adaptarse mejor a las necesidades del capital, y que esas acciones tienen efectos de gran alcance, que a menudo no son positivos para el grueso de las personas afectadas por ellos. Afectaciones que, como la Singularidad, no tienen mecanismos incorporados para la participación democrática de la gran masa poppular. ¿Cómo podemos esperar que se manifiesten las tendencias democráticas? Puesto que el Capital es una dictadura, ¿no es mucho más probable que una sociedad de alta tecnología, como la que desean los transhumanistas, se parezca mucho más a la tiranía que a la libertad?

Los mecanismos democráticos que existen en el desarrollo tecnológico moderno se encuentran principalmente en el ámbito de "un dólar, un voto", un campo de juego que obviamente privilegia las opiniones de personas como Page y Diamandis sobre las de la gente normal, y probablemente explica su comodidad con esa norma. Además, quienes no tienen acceso a grandes cantidades de capital se encuentran totalmente fuera de juego en lo que respecta al desarrollo tecnológico.

Cualquier otro mecanismo democrático que exista en el futuro —asumiendo que surja alguno— tendría que ser impuesto por el resto de la sociedad, así como los trabajadores lucharon por imponer algún tipo de estructura democrática al capitalismo industrial a través de su autoorganización y resistencia. Y, dada la posición de clase de estos dos capitalistas en particular, podemos estar seguros en apostar que se opondrían a tales medios si surgieran.

De hecho, hay pocas razones para creer que Page y Diamandis realmente creen en la liberación de las masas a través de la tecnología. Consideren los comentarios realizados, luego retractados bajo presión, por Diamandis en una charla sobre ejemplos históricos con respecto a su pretendida meta de abrir espacio a más personas. Un ejemplo desafortunado que eligió: el programa alemán V2 bajo los nazis.

DIAMANDIS: Si nos fijamos en lo que von Braun hizo en la Alemania nazi, fue increíble lo que se puede hacer con, literalmente, una dictadura. Mira los números. 6.000 V-2 construidas. 6.000 misiles fueron construidos en la Alemania nazi. El costo recurrente era de 13.000 dólares por lanzamiento para esos vehículos. Se puede bajar el costo con la producción en masa. Volveremos a lo que impulsará …

[Múltiples comentarios del público - incluyéndome - "TRABAJO ESCLAVO"]

DIAMANDIS: Sí, y trabajo esclavo, lo siento.

[Risas nerviosas]

DIAMANDIS: Pero ya sabes – de nuevo para ti el resto de nosotros seríamos felizmente trabajadores esclavos para esa misión. ¿Puedes borrar eso de la cinta de vídeo?

[Risas nerviosas]

DIAMANDIS: Pero el hecho es que la producción en masa de cohetes es posible si usted tiene un mercado real. Y la guerra no es un buen mercado. Sin embargo, avanzando… 4

Sí, así es, lo dijo. Trabajo esclavo. Pero no es un mal ejemplo, ¿verdad? Ciertamente es revelador. Y no es sólo para la Alemania nazi. Aunque Diamandis afirma nerviosamente al final de ese extracto que la guerra no es un buen mercado, sabe que está mintiendo. Después de todo, si la esclavitud era buena para el desarrollo del programa de misiles nazis, seguramente el estado nazi también lo era. La alta tecnología necesita de un Estado-niñera para tener mercados garantizados para sus bienes y servicios. Y el estado, que siempre busca una manera de expandir su poder y defender su constitución de clase, felizmente lo proporciona. Después de todo, una vez que la Segunda Guerra Mundial terminó, los Estados Unidos lucharon para reunir tantos científicos nazis como sea posible para su propio programa de misiles nucleares de la Guerra Fría, a veces referido popularmente mediante títulos de doble sentido, como Programa Espacial o Departamento de Energía. Como ven, la tiranía y el holocausto (tanto racial como global) nunca están lejos de este tipo de programas. Para más sobre esto, recomiendo leer el excelente libro de Kirkpatrick Sale: “Fire of His Genius : Robert Fulton and the american dream” que describe el vínculo entre la lancha de vapor y la guerra genocida contra los pueblos indígenas en América del Norte.

Pero estos comentarios también revelan una desconexión colosal en las cabezas de los transhumanistas como Diamandis y Page. De hecho, confunden su propia posición de clase, tremendamente privilegiada tanto en términos de riqueza y poder, con la posición de clase de todos los demás. Nótese su declaración sobre ser feliz de ser esclavo de una misión espacial. ¿En serio? ¿Él cree que eso también va para el resto de nosotros? Estas son las personas que nos traerám la liberación tecnológica.

Sólo consideren el término "transhumanista". Es difícil imaginar un término más apropiado para un grupo de nerds adinerados incómodos en su propia piel, ¿no es así? Como cualquier buen fundamentalista, están listos para dejar este mundo mortal por su recompensa en el más allá. Estos nuevos Amos del Universo, que aún intentan escapar de su imagen de idiotas de instituto, han confundido su recompensa bajo el sistema capitalista con un atisbo de nuestra liberación común, en lugar de lo que realmente es: una instantánea de nuestra miseria actual. Esperan imponernos su incomodidad y su propio deseo de liberación de sus tristes vidas humanas. Pero su liberación se produce a nuestra costa, en este mundo y en la Singularidad.

Su Singularidad no es lo bastante grande para el resto de nosotros. Quizá esa sea la verdadera razón del nombre.

Footnotes

1 www.ft.com

2 singularity-university.org

3 money.cnn.com

4 www.nasawatch.com